En medio de decenas de reclamos y luchas por espacios inclusivos, el ámbito de la danza no podía quedar relegado de la movida. En nuestra provincia esta premisa fue la que condujo, en 2019, a la creación de Tanga (@tangatucuman): un grupo de bailarinas (profesionales y amateurs) decidido a cuestionar los mandatos de género preestablecidos en el tango.

El resultado es una propuesta en la cual los roles de pareja son elegidos libremente, existen las duplas femeninas y/o disidentes y las mujeres adquieren protagonismo activo en lugar de solo “dejarse llevar”.

“Generalmente, en los espacios milongueros se siguen sosteniendo los códigos tradicionales del tango, basados en una normativa binaria que, muchas veces, excluye lo diverso. Por eso, aún se cuestiona cuando las mujeres elegimos bailar una tanda con una compañera y no con 'varones'”, explica la integrante Margarita Bollea.

Hoy, Tanga ha logrado su propio reconocimiento en las plazas (donde -previo a la pandemia- solían bailar y prestar clases para cualquier interesado), marchas y encuentros relacionados con la militancia feminista.

“Cuando arrancamos, las reacciones que recibimos fueron diferentes. Nos pasó de tener incluso respuestas de otras compañeras diciendo ‘con el tango no se metan’, pero entendemos que es parte de un proceso porque, después de todo, el machismo es estructural. Somos conscientes de que incomodamos. También tuvimos buenas respuestas porque mucha gente se sumó a las actividades que hacíamos”, comenta Belén Leguizamón.

Desde el espacio, afirman que este tipo de movidas (para demostrar que el tango “no es solo cosa de hombres” y desterrar aquellos antiguos inicios patriarcales) han cobrado fuerza a nivel nacional e internacional durante el último periodo. Entre los avances logrados, algunas organizaciones crearon comisiones de género destinadas a tratar la presencia de estereotipos negativos y elaborar protocolos contra situaciones de acoso en las milongas.

Identidad líquida

¿Dos mujeres bailando tango? ¿Con una letra, de fondo, que habla sobre “Ni una menos”? En el proceso de deconstruir el pasado no faltan las voces opositoras. En este caso, representando a quienes consideran que proyectos de este estilo perjudican nuestra historia y reducen la herencia cultural a una batalla de género.

“A veces la gente cree que queremos borrar años de identidad y trayectoria tanguera, y no es así. Esto solo es una propuesta, no buscamos imponer nada. Precisamente porque no queremos reproducir esas formas violentas. Por otro lado, la identidad no es algo estático, sino que debe ser leída como una construcción constante”, enfatiza Leguizamón.

Alicia Olmos, otra de las integrantes de Tanga, complementa esta percepción. “Nosotras y muchas agrupaciones hemos sentido necesario visibilizar y hacer de alguna forma consciente el entrecruzamiento entre el tango y la perspectiva de género. Eso no quiere decir generar una guerra; sino poner en tensión y expresar una problemática acuciante a la contemporaneidad de nuestra sociedad. Lo interesante de esta ecuación no es la guerra de poderes, sino la confirmación de la diversidad aún dentro del tango mismo”, reflexiona.